Ernesto Silva

Impuestos de izquierda y desconfianza en el crecimiento

Por: Ernesto Silva | Publicado: Viernes 21 de junio de 2013 a las 05:00 hrs.
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Luego de anunciar parcialmente su propuesta tributaria a inicios de la semana, Michelle Bachelet completó ayer su “Transantiago” de los impuestos, como señalara Joaquín Lavín.



En síntesis, subir impuesto de primera categoría, subir timbres y estampillas, derogar a futuro del DL 600 de inversión extranjera, introducir nuevos impuestos verdes, subir impuesto de alcoholes, eliminar el FUT, introducir la depreciación automática, destacan entre las propuestas.

Si bien la propuesta es muy reciente como para hacer un análisis profundo, sí se ven las señales principales de la propuesta de la oposición.

En primer lugar, la candidata muestra que no está consciente del efecto que produce un alza de impuestos de este tipo en el empleo y la inversión. Una segunda alza del impuesto de primera categoría, acompañado de un aumento del impuesto al crédito, junto a la eliminación del FUT –aun cuando venga con una depreciación automática para ciertas inversiones-, está destinada a impactar la inversión y la capacidad de crecer. Si sumamos a ello el efecto de incertidumbre que genera una segunda modificación tributaria al alza en un periodo corto de tiempo, el impacto es mayor ante los inversionistas y la comunidad en general. Por ello, preocupa no sólo el contenido de la propuesta, sino también lo que ella trasluce, es decir, la convicción por parte de la candidata de la izquierda de que estos cambios no producen efectos negativos en el tiempo.

En segundo lugar, se plantean propuestas que no son creíbles, al menos en la Concertación de hoy. Bajar los impuestos a las personas de 40% a 35% es una muy buena idea, pero no es creíble cuando la misma coalición que la propone se opuso a ello en la votación de la reforma tributaria del año pasado. Parece más una forma de justificar o nivelar sin convicción las alzas propuestas en otras áreas, antes que una decisión real de aliviarle la carga tributaria a las personas. De llegar a ser gobierno la Concertación, no creo que esta propuesta sea finalmente incluida y menos aprobada en un proyecto tributario.

En tercer término, la propuesta muestra una desconfianza en el crecimiento económico como fuente de generación de recursos y solución de problemas sociales. Durante el gobierno de Bachelet, la economía creció en promedio un 2,8%. Si consideramos que cada punto de crecimiento adicional implica una recaudación de aproximadamente US$ 600 millones anuales, podríamos pensar que si su gobierno hubiera crecido en tasas similares al actual gobierno, la recaudación podría haber superado los 
US$ 1.500 millones adicionales por año. Adicionalmente, los problemas sociales se enfrentan en parte con impuestos, pero también con crecimiento, empleo y eficiencia del gasto público. La propuesta de Bachelet tiene como trasfondo una convicción que el país requiere más recaudación, más Estado, y más autoridad para resolver los problemas de las personas.

Bachelet suma y sigue. Asamblea constituyente, AFP estatal, gratuidad total en educación, y ahora reforma tributaria que afecta la inversión, el crecimiento y el empleo.

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